El Real Madrid sigue acumulando triunfos y con el de ayer se encuentra a un paso de hacer historia. El Mundial de clubes le espera, algo que en sus 112 años de historia jamás ha logrado. Desconoce el nombre del rival que se pondrá en su camino, pero las sensaciones que transmite el equipo de Carlo Ancelotti es que no importa, que no hay once que pueda plantarle cara, al menos por el momento. El Cruz Azul ha sido el último rival que ha conocido cómo se las gasta este Real Madrid, el de las 21 victorias consecutivas, el que no tiene comparación en España.
El triunfo ante el equipo mexicano llegó con una demostración coral de poder del equipo banco. Cierto es que algunos detalles fallaron, pero esas ausencias puntuales sirvieron para demostrar que la mejor versión de Casillas está aquí y que en días en los que Cristiano Ronaldo se encuentra reñido con la portería contraria es capaz de asistir a sus compañeros, sin que el juego del equipo blanco se resienta.
79 goles a favor adornan la racha madridista de 21 triunfos consecutivos
El Real Madrid no sabe lo que es conceder un empate desde el pasado mes de septiembre, momento en el que el Atlético se atrevió a derrotar a los de Carlo Ancelotti en el Bernabéu. Era la segunda derrota consecutiva y metía al equipo en una crisis, que entonces hacía imposible pensar en una racha semejante a la que está viviendo y que le ha colocado al frente en la Liga, arrasando en la Champions y pisando la final del Mundialito. Los 79 goles a favor por 10 recibidos demuestran bien a las claras en lo que se ha convertido este equipo, que no es otra cosa que en una máquina de hacer disfrutar al seguidor madridista y al que paladee el buen fútbol.
Los goles del éxito
Esas victorias que está encandenando el Real Madrid están llegando con buen juego y goles. Nadie discute el dominio blanco, ni en el terreno de juego ni en la grada. Los de Ancelotti han puesto de acuerdo a todo el mundo. Triunfos como el de ayer y pese a las concesiones hechas a los mexicanos son de los que traspasan fronteras. Son los partidos que contribuyen a que la marca madridista crezca y siga adelante con su expansión internacional, esa que tanto gusta a Florentino Pérez y al departamento de marketing blanco. La cuenta de resultados de todo tipo se ha elevado tras la exhibición de ayer en el Gran Estadio de Marruecos y todavía puede ir más allá en caso de que llegue el triunfo número 22, el del Mundial de clubes, el que falta en el vasto historial del equipo madridista.
Esas victorias que está encandenando el Real Madrid están llegando con buen juego y goles. Nadie discute el dominio blanco, ni en el terreno de juego ni en la grada. Los de Ancelotti han puesto de acuerdo a todo el mundo. Triunfos como el de ayer y pese a las concesiones hechas a los mexicanos son de los que traspasan fronteras. Son los partidos que contribuyen a que la marca madridista crezca y siga adelante con su expansión internacional, esa que tanto gusta a Florentino Pérez y al departamento de marketing blanco. La cuenta de resultados de todo tipo se ha elevado tras la exhibición de ayer en el Gran Estadio de Marruecos y todavía puede ir más allá en caso de que llegue el triunfo número 22, el del Mundial de clubes, el que falta en el vasto historial del equipo madridista.
Cada uno de los cuatro tantos logrados ante el equipo mexicano, de diferentes registros todos ellos, sirven para refrendar ese dominio de todos los aspectos que tiene el once de Ancelotti.
Estrategia y poderío físico en el de Sergio Ramos; ganas y poder de convicción en el de Benzema; compañerismo en el de Bale por la asistencia de Ronaldo y magia con el de Isco. Mientras, el portugués, que no se marchó del todo satisfecho por su divorcio momentáneo con el gol, se adornó con un remate de rabona que hubiera merecido el gol, al menos por su atrevimiento.
Además, las lagunas defensivas que ofreció el equipo en algunos momentos sirvieron para que Iker Casillas se volviera a reivindicar, deteniendo un nuevo penalti en cuatro días, terminando con la esperanza mexicana.
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